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El estrés infantil y cómo combatirlo

El estrés infantil es un mal mucho más común de lo que se cree comúnmente, y más en contextos actuales; con realidades cambiantes y situaciones extraordinarias. Por ello, conviene aceptar, entender y afrontar ese mal para mejorar el bienestar de los más pequeños.

El estrés se divide en estrés positivo y estrés negativo. El primero es esencial en nuestro día a día. El segundo, es el que genera desgaste, ya que se alarga en el tiempo, y puede acabar generando ansiedad y desembocar en una depresión.

El hecho que los más pequeños comuniquen mejor sus sentimientos y tengan menos filtros sociales que los mayores facilita la detección del estrés. Como ocurre con los mayores, cada niño es diferente y los hay con más propensión al estrés. Aunque hay condicionantes externos que juegan un papel importante, el estrés interior puede tener su origen en la falta de autoestima o de habilidades para la socialización. Este estrés se puede combatir haciendo sentir a los niños queridos y protegidos.

El entorno familiar puede ser causante o ayudar a la generación de estrés en el niño. El exceso de atención y la sobreprotección, o los contrarios; la falta de atención, pueden causar estrés. Las familias desestructuradas o disfuncionales también pueden influir en la generación del estrés.

La escuela enseña a los pequeños a vivir en sociedad, pero también los expone a factores de riesgo que se asemejan a los que ofrecen las sociedades. Ser popular, estar con un grupo, el acoso, bullying, la presión por las notas o la decepción, si estas son malas son posibles causas de estrés, por ello los mayores deben saber comunicarse con los más pequeños, para que estos puedan explicar cuando algo no va bien.

En el momento de confinamiento, es normal que haya estrés. El no poder salir, estar encerrados puede afectar a los más pequeños, que se ven sin ver a sus amigos y sin espacio para jugar sin acabar de entender la razón. Es importante hacerles entender que toda la familia está en la misma situación y que pueden superarlo todos juntos.

La posibilidad de ver peligrar la integridad física, verse ingresados en un hospital o incluso visitar el médico son motivos de cierto estrés ya en adultos, pero en niños también pueden serlo. Por ejemplo, entre los pequeños suelen ser muy impopulares las visitas al dentista.

Hay que estar atentos a los síntomas del estrés infantil, ya que los pequeños no tienen desarrollada la inteligencia emocional y eso les dificulta comunicar lo que sienten. Desde un punto de vista psíquico, el estrés se puede manifestar en niños con fuerte desmotivación o desinterés por cosas que le solían gustar, cambios de humor repentinos, ansiedad, disminución de la capacidad de concentración o irritabilidad. Físicamente, los síntomas más comunes están relacionados con alteraciones del sueño, insomnio, pérdidas o aumentos de peso y dolores de cabeza y/o de estómago.

Los niños con estrés también pueden sufrir alteraciones a nivel de conducta, como rechazo a la escuela, el empeoramiento del rendimiento académico, desinterés y desmotivación en las tareas asignadas y también con una peor relación con compañeros y profesores.

El estrés se combate enseñando a los pequeños las herramientas para combatirlo, con el apoyo de los mayores. Hay que reducir la exposición a elementos que contribuyan a la aparición o incremento del estrés, e incrementar también la participación de los niños en actividades protectoras a nivel emocional, un buen ejemplo es la actividad física, que reduce el estrés e incrementa la sensación de felicidad, en este caso es interesante que sea un deporte o actividad que interese al pequeño, con lo que más fácilmente se involucrará a largo plazo. De todos modos es aconsejable no cargar al niño con tareas y suprimir las que no le interesen o le sean gratificantes.

Es muy sano que los niños puedan aprender a reconocer sus emociones y a expresarlas, ya sean positivas o negativas, para distinguir y comunicar las situaciones que los estresa o provoca malestar.

Como elemento más básico es muy importante que los adultos responsables pasen tiempo con los pequeños a su cargo, jugando y divirtiéndose, para que los niños estén a gusto y le sea más fácil hablar cuando algo los molesta, que sepan que tienen a alguien apoyándolos para cuando lo necesiten. El exceso de tiempo tampoco es aconsejable, ya que puede agobiar a los pequeños, y es aconsejable que también tengan su espacio.

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1 comentario en «El estrés infantil y cómo combatirlo»

  1. Muchas veces, ellos sin duda pasan un gran estrés y lo que hacemos es darle mucho más estrés esforzandolos más.
    Deberíamos ser más comprensibles con ellos, claro está.

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