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Hagas lo que hagas: haz un curso de corrector profesional

En un momento determinado de la vida, tuve la gran suerte de poder apuntarme a un curso de correctora profesional de textos en Cálamo y Cran. Lo cierto es que nunca antes había pensado realmente en esa figura del corrector de textos, verdaderamente fundamental en la vida de los lectores, cuya responsabilidad final -sea cual sea el medio que corrija y sea cual sea el idioma en el que se mueva- es hacer que los textos envuelvan con su magia a los lectores sin que haya interferencias ni ruido que les distraiga y les saque bruscamente de su lectura.

Aunque todos sabemos que Gutenberg fue el gran responsable de que la biblia se pudiera copiar cientos de veces mucho más rápido de lo que lo harían varios monjes copistas del mundo cristiano, en realidad, es probable que también podamos adjudicarle la necesidad de que se creara la figura del corrector, para evitar que todos esos ejemplares de la biblia se copiaran cientos de veces con alguna que otra errata. La imprenta y la figura del corrector van de la mano para apoyar a la RAE con esa tarea de “limpiar, fijar y dar esplendor” tan sutil y necesaria.Sin título1

Es verdad que nunca me he ganado la vida con la preciosa tarea de corregir textos, pero ni un solo día he dejado de aplicar los conocimientos adquiridos en ese curso de Cálamo y Cran al que tan agradecida estoy… no grandes cosas, si no más bien pequeños ejemplos: escribo sms con todas sus letras… ¿no es bonito?

 

Compara: “wnas, Qtl ¿q ac-mos oy? 1bst”

¡Buenas! Qué tal, ¿qué hacemos hoy? Un besito

música para tus ojos… gracias a Cálamo y Cran.

 

Pero esto es solo un ejemplo fácil. Sí he agradecido escribir documentos que iban a ser publicados o leídos por varias personas sin erratas ni, por supuesto, faltas de ortografía. Profesionalmente a menudo me veo obligada a leer varias veces correos electrónicos ininteligibles llenos de erratas y faltas de ortografía, ¿no deberían estos cursos ser ineludibles, por ejemplo, en la Educación Secundaria?

Por supuesto, este respeto a la lengua la he aplicado a otras lenguas y sobre todo al inglés que es en la que más me manejo. Sobre todo últimamente, desde que fundé Lara GO!,  ya que frecuentemente tengo que escribirme con mis contactos en los programas educativos en el extranjero, ¡como iba a poder permitirme errores de ortografía! Todos y cada uno de los mails son revisados para que mi inglés de no nativa resulte lo más legible posible.

Además, sería un poco raro vender programas de idiomas más allá de nuestras fronteras y escribir peor que mis clientes, sin mencionar a mis contactos en Inglaterra para los que la ortografía es tan importante.

No dudo que la profesión de corrector ha evolucionado mucho desde que yo hice el curso, me juego el cuello a que hoy hay menos celulosa y fibra y más bytes, pero estoy segura de que la esencia sigue siendo la misma: el respeto por la lectura sin interferencias y el valor de la palabra. Muchas gracias a Cálamo y Cran por enseñarme esto.

Eso sí, solo espero que este post vaya libre de gazapos.

 

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