La inclusión laboral de las personas con discapacidad ha ganado peso en los últimos años. Sin embargo, las estadísticas sobre empleabilidad todavía dejan mucho que desear. Lo confirma un estudio de la empresa Adecco que se realizó en motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, el pasado 3 de diciembre. Según dicho informe, el 64,8% de los discapacitados en edad laboral no tienen empleo ni lo buscan. En cambio, la cifra desciende hasta el 22% entre las personas que no tienen este tipo afectaciones. ¿Conclusión? Aunque sea ha avanzado mucho respecto a la década de los ochemta, cuando la empleabilidad de los discapacitados era residual, quedan muchas asignaturas pendientes. De hecho, el estudio apunta que no siempre se cumple la Ley de integración social del minusválido (actualmente LGD). Este texto, aprobado en 1982, establece que las empresas con más de 50 trabajadores deben tener en plantilla, como mínimo, un 2% de empleados con discapacidad.
Desgraciadamente, el caso omiso a la LGD provoca que estas personas no sean contratadas según su nivel formativo o que tengan una tasa más alta de paro. Es más, según la proyección del informe, si se sigue este ritmo de contratación, la inclusión total no llegará hasta dentro de 231 años. Es decir, que la situación no se solventaría hasta 2249. «Se trata de una aproximación empírica y de ficción. Sin ánimo de ser rigurosamente exhaustiva, predice cómo podría evolucionar el empleo de las personas con discapacidad, partiendo de la situación actual», explica Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco. En Emagister. apostamos por la inserción real y la adopción de medidas que faciliten una mayor contratación. ¡Fuera las barreras del mercado laboral!
¿Qué nos enseña este estudio sobre inserción laboral y discapacidad?
- Hay que eliminar las barreras intrínsecas y extrínsecas. Las dificultades para acceder al mercado laboral no son un hecho aislado, sino que derivan de varios problemas estructurales. Por ejemplo, el acceso desigual a los estudios superiores, la existencia de barreras arquitectónicas o la falta de concenciación social. Cuando la educación sea realmente inclusiva y se acaben los prejuicios, quizá podamos aspirar a un mercado laboral plural y diverso.
- La Convención de la ONU de las Personas con Discapacidad, una asignatura pendiente. En 2006, la ONU llegó a la conclusión de que había que replantear las leyes de inserción laboral, ya que la mayoría no se cumplían. Por ejemplo, la LGD española. En este sentido, sería interesante que los legisladores consultaran con asociaciones y personas afectadas qué medidas convendría tomar para llegar a una tasa de empleo satisfactoria.
- El teletrabajo, una opción a tener en cuenta. El aumento del teletrabajo en muchas empresas ha facilitado la contratación de personas con discapacidad. Sin embargo, muchas compañías todavía son reticentes a incorporar este sistema, ya que creen que puede afectar a la productividad y a las rutinas de trabajo. Seguramente, esta solución, si se pactan bien las condiciones previas, empezará a ganar adeptos a corto plazo.
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Fuente: Huffpost
