La psicóloga más joven del mundo termina su posgrado con tan sólo 16 años

Con 6 años acabó la primaria, con 7 la educación secundaria y con 10 ya había acabado el bachillerato. Tan sólo 10 añitos y ya tenía los conocimientos de un joven de 17 o 18 años, así que decidió aventurarse en la universidad convirtiéndose en la estudiante universitaria más joven de la historia de México. Tres años después, ya había finalizado los estudios de psicología  y pasó a ser la psicóloga más joven del mundo, superando en 3 años al que hasta aquel entonces ostentaba ese honor, que no es otro que su hermano Andrew.

Dafne Almazán (así se llama la protagonista de esta historia) decidió proseguir con su impresionante carrera hasta que el pasado mes de noviembre acabó con éxito el Máster de Educación con Acentuación en Mecanismos de Enseñanza en el TEC de Monterrey, realizando una magnífica tesis sobre los efectos positivos de la Educación Diferenciada en la Enseñanza de Matemáticas para Superdotados en niveles educativos elementales. Mientras la mayoría de nosotros, con esa edad, estaríamos terminando la ESO con la edad del pavo a flor de piel, Dafne ya es una de las pocas personas en haber realizado un máster con tan sólo 16 años.

Dafne fue diagnosticada como niña prodigio o superdotada desde muy pequeña por el Departamento de Psicología del CEDAT, una organización que reúne a menores de edad con un coeficiente intelectual mayor a 130, y desde entonces forma parte del Programa de Potenciación Intelectual de ese centro junto a su hermano Andrew, del cual es director y fundador su padre, el doctor Asdrúbal Almazán. Dafne ha vivido siempre en un entorno idílico desde su condición de superdotada gracias a su padre y el CEDAT, ya que según el doctor Almazán, «hay que evitar los ambientes equivocados para estos chicos y desmostrarle su potencial, ya que, cerca del 95 por ciento de alumnos con esta cualidad, desconocen su situación».

Dafne, ya ha decidido seguir con su brillante carrera y ya ha empezado a cursar una nueva licenciatura, esta vez en derecho, con la idea de finalizar un doctorado a los 18 años. Casos como el de Dafne no hay muchos, pero sí que existen muchos casos de niños superdotados que, o no saben de su cualidad, o no tienen medios para desarrollarla. Sin ayuda, perderán su potencial y se perderá una nueva mente brillante. ¿Estamos preparados para desperdiciar mentes que puedan ayudar a que el futuro global sea más fácil o mejor? ¿Debería haber más asociaciones o instituciones que apoyen este tipo de casos? ¿La excelencia ha dejado de ser una cualidad destacable?