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Las distorsiones cognitivas: cómo el cerebro nos “engaña” o nos confunde

Tras una primera intervención en el seminario inaugural del Máster 2017-18 en Inteligencia Emocional multidisciplinarsobre la ‘Conducta inteligente, alineación en valores y neuroeducación’, el seminario de los días 18-19 de noviembre abordó las ‘Causas de conflictos: distorsiones cognitivas, creencias irracionales e inflexibilidad cognitiva’, donde se ahondó en cómo el cerebro nos engaña, y sobre cómo la Verdad se convierte en un término más relativo que nunca, donde la Inteligencia Emocional juega un papel clave.

Nutriéndose de la frondosa aportación investigadora de autores consagrados como los Dres. Damasio, Rubia, Mora, Rojas-Marcos, Ellis, Lega, Caballo, Beck , Young… Esta formación nos introduce en el vetusto dilema entre lo que llamamos Verdad. La Realidad, desde cada individuo, no existe. Una suerte de ilusión óptica, o un ‘engaño’ de un cerebro que nunca tiene intención de mentirnos, pero que puede sucumbir, como lo hace nuestra mente una ilusión óptica. Siempre será una realidad filtrada, entre otros factores, por las distorsiones cognitivas y los pensamientos automáticos.

Una racionalización errónea

¿Qué es una distorsión cognitiva? Se definen como “errores en el proceso de la información que nos impiden ser conscientes de que nuestro razonamiento está siendo equivocado”, y se supeditan a otro ‘filtro’ cerebral, los esquemas cognitivos, una suerte de reglas generales, una estructura donde entra la memoria biográfica, conductas y experiencias pasadas. Las distorsiones cognitivas son, racionalizaciones erróneas acerca de una realidad objetiva . Influyen también las creencias, la cultura y los llamados pensamientos automáticos, diálogos “inconscientes, involuntarios e irreflexivos” de nuestro cerebro.

Se desatan desórdenes y trastornos mentales

Las distorsiones y pensamientos automáticos son dos de los factores de más peso en el “desencadenamiento y mantenimiento” de emociones negativas como la ansiedad, depresión y la ira” (Beck, Emery y Greenberg) y también están presentes en casi todos los desórdenes mentales como la fobia social, ansiedad generalizada, hipocondriasis, desórdenes alimenticios, abuso de sustancias, estrés postraumático, trastornos bipolares y desórdenes de la personalidad, entre otros (Calvete y Connor Smith).

Las distorsiones más generalizadas

No son precisamente pocas las distorsiones cognitivas –algunas clasificaciones van más allá de la veintena– generalizadas, y, de algún modo, todos en algún punto generamos distorsiones cognitiva sin ser conscientes de ellas y como estas pueden estar en la causa de diferentes conflictos.

Grosso modo, las distorsiones cognitivas (o pensamientos distorsionados) más importantes son:

Filtraje mental (abstracción selectiva): Quedarse fijados exclusivamente en los detalles negativos de una situación, sin poder valorar los aspectos positivos que existen o pueden existir (por ejemplo, ‘horroroso’, ‘no puedo aguantarlo’, ‘terrible’).

Pensamiento polarizado (pensamiento del todo o nada); percibir las situaciones o acontecimientos de forma extremista, blanco o negro. No se valora que existe el término medio. Esta forma de pensamiento está en la base del perfeccionismo.

Sobregeneralización (o generalización excesiva): extraer conclusiones de un hecho sin ningún argumento que justifique este hecho (por ej., ‘Todo lo que hago, me sale mal’; ‘Nunca podré salir de esta situación’).

Lectura del pensamiento (interpretación del pensamiento): creer que se sabe cuáles son las intenciones, pensamientos o sentimientos de la otra persona, como si fuésemos adivinos y sin que haya ninguna base de constatación. Esto hace que el individuo reacciones retrayéndose o ‘atacando’, ya que lo que cree percibir, por lo general, es desfavorable (“Sé que piensan mal de mí”, “Quiere hacerme daño”).

Catastrofismo: anticipar o imaginar acontecimientos o desgracias de modo catastrófico, situándose en el peor de los resultados o situaciones.

Descalificación de lo positivo: es la tendencia de algunos individuos a transformar experiencias positivas en negativas. Esta distorsión mantiene creencia negativas que se contradicen con hechos positivos.

Personalización (falsa atribución): verse a sí mismo y sin ninguna constatación como la causa de un hecho negativo hacia los otros, cuando realmente no ha habido responsabilidad implícita. La personalización aplicada a uno mismo puede producir culpa o ansiedad; aplicada a otros, puede producir enojo o ansiedad de persecución.

Falacia de control: Presuponer que se tiene un control y una responsabilidad excesiva sobre lo que ocurre a su alrededor. Puede pensar que es muy competente y responsable de todo lo que acontece en su entorno, O puede pensar lo contrario, que no tiene control sobre lo que pasa en su vida y sentirse incompetente para manejar sus problemas personales.

Falacia de justiciavalorar como injusto aquello que no coincide con los deseos, necesidades, creencias y expectativas personales. Consiste en una visión d ella vida con normas y criterios estrictos, donde otras opiniones no coincidentes se descartan, se ignoran o no se tienen en cuenta.

Culpabilidad. Es la distorsión que atribuye la responsabilidad de los hechos sucedidos a uno mismo o a los demás, sin ninguna constatación y sin valorar otros factores implicados.

Los ‘deberías’. La persona mantiene normas rígidas y estrictas de cómo deberían ser las cosas, en lugar de cómo son. Es la tendencia a exigir a uno mismo, a los demás y a la vida que los hechos deben ser de una determinada manera. (Ej: los ‘deberías’ en las relaciones de pareja suelen generar multitud de conflictos).

Razonamiento emocional. Esta distorsión es la creencia que hace pensar que lo que se siente tiene que ser verdadero, sin valorar su interpretación subjetiva.

Falacia de cambio: Creer que el bienestar o la felicidad de uno depende exclusivamente de los actos y conductas de los demás, o de las circunstancias externas. Esta distorsión hace pensar que es otro el que debe cambiar, en lugar de responsabilizarse uno por la dirección de su vida.

Etiquetado global (etiquetación): Forma extrema de sobregeneralización. Poner etiquetas globales (negativas, erróneas) de algo, alguien o uno mismo, reduciendo a un solo elemento lo descrito, lo cual no refleja objetivamente lo valorado u observado (se autoetiquetan de inútiles, fracasados, etc., y muchas veces marcará el rumbo de tu vida)

Falacia de razón. Consiste en mantener un punto de vista ante un desacuerdo con la otra persona; resaltando que lo que uno dice es lo correcto. Se ignoran o desvalorizan los argumentos del otro. Es creerse poseedor de la verdad absoluta.

Falacia de recompensa. Esta distorsión marca la tendencia a no buscar la solución de algo, presuponiendo que en un futuro el problema se resolverá por sí solo, sin que nosotros hagamos el esfuerzo por mejorar o resolver la situación.

Próxima intervención

El experto en Inteligencia Emocional, Santiago Limonche, también estará presente en el Máster en el cuarto seminario semipresencial en el fin de semana del 20-21 de enero, con la formación ‘La trascendencia de las figuras parentales: teoría del vínculo de apego’. El seminario aborda el estudio de la importancia del vínculo de apego con la figura materna, especialmente en los primeros años de vida, tanto como mecanismo regulador de la homeostasis del niño, como aspectos que modelarán determinados rasgos de personalidad.

 

 

Fuente: Blog Instituto Psicobiológico

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