Enfrentarse a la decisión de matricularse en la carrera universitaria que posiblemente determine el futuro laboral del estudiante no es fácil. Tampoco es un hecho catastrófico decidir cambiar de disciplina a mitad de los estudios, pero si se quiere ahorrar tiempo y dinero es mucho mejor tener las cosas claras desde el principio.
Hay muchos factores que influyen en esta decisión, y en ocasiones la juventud de los aspirantes a convertirse en universitarios o la presión familiar pueden jugar en contra. Ante esta disyuntiva, es aconsejable tener en cuenta ciertos puntos antes de matricularse.