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Talento creativo: cómo fomentarlo en los niños

A medida que crecen, los niños van explorando distintas áreas de la vida. Una de ellas es la creatividad, un valor que se encuentra dentro de los más importantes durante la niñez y en las siguientes etapas de vida. Sin embargo, durante los primeros años su fomento depende en buena medida de los adultos, quienes deben facilitar distintos recursos y acompañar ese autodescubrimiento.

¿Qué generará esto? Niños con un rango creativo mayor, algo que influirá positivamente en distintos aspectos de su vida. A continuación se describen algunas estrategias para incentivar la creatividad en los más pequeños de la casa. Si se desea profundizar en este campo, se recomienda realizar la Certificación Internacional en Plástica y Artística para sumar las herramientas necesarios dentro de este campo y contribuir al crecimiento de los niños.

¿Cómo desarrollar la creatividad en los niños?

En algunos casos, más que fomentarla, se trata de reconocerla. Por lo general, un niño que tiene una tendencia hacia la creatividad presenta características como las siguientes:

  • Curiosidad
  • Empatía
  • Introversión
  • Independencia
  • Capacidad de análisis
  • Capacidad de síntesis

Estos valores, en muchos sentidos, les permiten expresar sus ideas de una manera distinta, particular.

Sin embargo, esas actitudes también pueden fomentarse en niños que, en un principio, no parezcan tenerlas. ¿Cómo influye esto en sus vidas? De manera positiva, incentivando la construcción de una personalidad más definida y aportan una serie de herramientas que pueden ser útiles en su desarrollo profesional, dentro de unos años.

Hay que tener en cuenta que la creatividad no es una cosa exclusiva de los artistas. Es una virtud que permite generar respuestas en distintas instancias de la vida.

Por eso, para fomentarla, hay una serie de prácticas que el adulto puede compartir con el niño para ayudarlo a desarrollar su creatividad.

Ser guía y ejemplo

Con frecuencia, los padres son la primera referencia de conducta que tienen los niños. Se fijan en su comportamiento, en sus hábitos, en la manera de relacionarse con otros. Por eso es conveniente generar conductas positivas, interesarse por la creatividad del niño y encontrar maneras de servir de ejemplo en ese sentido.

Aprender jugando

El juego deriva en diversión. Si se sabe transmitir valores, enseñanzas y conductas positivas a través de él, muy probablemente el niño aprende de mejor manera y más rápido.

Esta práctica favorece su imaginación, su manera de relacionarse con la enseñanza, con el aprendizaje y los espacios en los que se desarrolla ese juego.

Por lo general, el aprendizaje y el juego se relacionan en un punto: ambos requieren de la repetición. Ese aspecto construye hábitos, propicia conductas positivas a través del disfrute y la compañía.

Otra manera de incentivar el aprendizaje es generando rutinas de juego luego de los estudios. Por ejemplo, una vez que termine la tarea, dejarle un espacio de recreación para que se distraiga y acerque a cuestiones que, de pronto, le interesan mucho más que otras.

Valorar su esfuerzo

Es muy común que los adultos miren con ojos de mayores las creaciones de los niños. ¿Qué genera esto? Un distanciamiento entre el esfuerzo del hijo y la visión de los padres. Por tanto, el pequeño puede sentirse excluido, desmotivado o perder el interés por áreas en las que, quizá, tiene un potencial valioso.

Por eso, como adultos, es necesario fomentar la empatía y el compromiso hacia el esfuerzo. De hecho, se pueden establecer algunas recompensas en este sentido para incentivar aún más esa área por la que el niño muestra interés de forma natural.

Otra manera, aún más efectiva, es mostrar curiosidad por aquello que hizo, pidiéndole que explique cómo fue el proceso, qué le gustó, qué quiso expresar. Ese interés es valioso y lo ayudará a seguir adelante.

Imaginación y autonomía

Aunque durante los primeros años el monitoreo de los padres suele ser casi total, a medida que el niño crece conviene darle más y más espacio. Eso favorece que explore campos, áreas, que descubra su propia curiosidad.

No se trata de que los padres se alejen completamente de él; es cuestión de que, poco a poco, le permitan construir su propia dinámica. ¿En qué influye esto? En su imaginación y autonomía. Llegado el momento, seguramente el hijo preguntará cómo se hace esto o qué representa tal cosa. Es decir, sabrá buscar ayuda.

En ese caso, como se sugirió en el punto previo, se trata de orientarlo, guiarlo y ser amable durante el proceso para incentivar aún más esa curiosidad y deseo de aprender.

Esto se puede hacer generando otras preguntas, transmitiendo curiosidad por sus acciones, antes que generar dudas o juzgar su comportamiento. De esa manera se le ayuda a fomentar su creatividad y construir su propio imaginario.

Accesibilidad y simplicidad

La creatividad infantil no está asociada con herramientas complejas, demasiados materiales, o recursos costosos. Muchas veces depende de cuestiones simples con las que el pequeño puede jugar, aproximarse a otras cosas. Entre los materiales más útiles se encuentran:

  • Papel
  • Colores
  • Lego
  • Plastilina
  • Tela
  • Pinturas

Estos recursos fomentan sus habilidades creativas, motoras e imaginativas; son de fácil acceso y no derivan en mayor riesgo para su salud. Si a esto se pueden sumar pelotas o instrumentos musicales, mucho mejor para enriquecer la variedad de opciones. Tanto el deporte como la música son herramientas útiles en el aprendizaje y desarrollo de la personalidad.

¿Qué actividades se pueden hacer?

Si bien en la actualidad es difícil tener rutinas en espacios públicos debido al COVID-19, es recomendable compaginar actividades en casa con hábitos que puedan ser desarrollados fuera de ella.

Esto incluye desde jugar en parques, realizar caminatas por lugares icónicos o con un valor particular (por su arquitectura, significado familiar, local, histórico…), visitar galerías de arte, museos y hasta conciertos, cuando sea posible.

Hay que recordar que varias de estas actividades se realizan en la actualidad de forma digital, con museos que ofrecen recorridos virtuales y artistas que se presentan a través de distintas plataformas. Todas estas áreas pueden servir para incentivar aspectos de la personalidad del pequeño que, más adelante, pueden serle muy útiles.

A su vez, estos encuentros fomentan la integración familiar, una mejor relación entre padres e hijos. Así que se produce una relación ganar-ganar en lo inmediato, con momentos que seguramente serán recordados en el tiempo, y para los próximos años, con un niño consciente de su creatividad, con un abanico de valores útil en distintas áreas de la vida.

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