En la infancia se ha vuelto común algunas formas de maltrato: el bullying, término tomado del inglés para designar al acoso escolar, es la situación de maltrato sea físico o psicológico que pueden sufrir los niños por parte de uno o varios compañeros de escuela. Los niños, muchas veces, intimidan intencionadamente mediante agresiones, amenazas o insultos; estas acciones suelen ocurrir fuera de las aulas, en los momentos de recreación y descanso, por lo que luchar contra ello es tarea de todos.
Las víctimas de este tipo de abusos suelen sufrirlo en silencio, sin denunciar la situación a un adulto. Es muy importante que los profesores y padres tomen conocimiento de los síntomas del bullying para poder detectar el problema y solucionarlo cuanto antes.
Muchos de los casos de acoso escolar con finales dramáticos hicieron sonar la alarma social, educativa y política. Debido a estas situaciones, se instauró el Día Mundial contra el Acoso Escolar, que se celebra cada 2 de mayo, y sirve para concienciar a la sociedad sobre la gravedad del asunto.
La importancia de la Psicología Infantil
En los casos de acoso debemos estar pendientes no solo a los daños físicos que pueden sufrir: moretones o rasguños son signos de posible abuso, pero también los cambios en el comportamiento, aparición de fobia al colegio o baja autoestima pueden indicar que la víctima está sufriendo bullying, La ansiedad, los trastornos gástricos y del sueño, como pesadillas, pueden ser indicadores de la situación.
Las situaciones más complejas, sobre las que se debe estar alerta, implican un cuadro con varios de estos síntomas. Los adultos cercanos al niño, padres y profesores fundamentalmente, deben estar pendiente de cualquiera de estos posibles indicios. Además de tratar el problema en la escuela, una buena salida es la terapia, que puede ayudar al niño a superar los traumas y síntomas derivados de dicho acoso. Un especialista será capaz de analizar
La Psicología Infantil no solo sirve para tratar a la víctima, también será de gran ayuda para estudiar el caso del acosador. Normalmente, los niños que ejercen acoso tienen problemas sociales, familiares o psicológicos.
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