¿Quién no ha disfrutado alguna vez de una película espléndida en clase? Aunque el cine aparece en ocasiones como complemento formativo, aún no goza de la regularidad necesaria para ganar protagonismo en el aula. Por este motivo, la iniciativa Cinescola (‘Cinescuela’) se encarga de reunir y compartir materiales docentes. ¿Qué se proponen? Pues muy sencillo: incorporar películas y cortos al currículum académico con el objetivo de que los jóvenes aprendan y, a la vez, se aficionen al cine. En este sentido, Ramon Breu, responsable del proyecto, denuncia que el cine en las aulas «depende todavía del voluntarismo» y que no están cubiertas las necesidades de todos los cursos: «Reivindicamos que la educación audiovisual debe formar parte de la educación general. Desgraciadamente, empezamos en ESO y Bachillerato, porque hay poco cine infantil interesante», apunta.
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