El último año de la carrera tiene una dificultad añadida que no encontramos en ningún otro curso. Se trata del Trabajo de Fin de Grado (TFG), un proyecto de investigación con el que el estudiante debe acreditar que ha alcanzado el nivel de madurez y criterio necesarios para ejercer profesionalmente. En otras palabras, el TFG sirve para demostrar que los contenidos de la carrera nos han sido útiles y que tenemos iniciativa propia para aplicarlos en la vida real.
De hecho, el TFG es una especie de prueba de fuego para que el alumno pueda ensayar por primera vez en el mundo de la investigación. A día de hoy, el Trabajo de Fin de Grado es una asignatura obligatoria en todas las carreras españolas, por lo que ningún estudiante se salva de poner en práctica sus conocimientos. Además, en caso de continuar la formación con un máster, el alumno deberá dar un paso adelante con el Trabajo de Fin de Máster (TFM).
Pero vayamos por partes. Como el TFG es para muchos estudiantes la primera investigación seria, suele generar miedo y dudas. En este sentido, conviene dejarse asesorar y olvidar los tópicos. Todas las universidades establecen desde buen principio la extensión del trabajo. Así pues, no te imagines redactando textos kilométricos. Es decir, no vas a realizar una tesis doctoral, solo una primera prueba para saber si te gusta la investigación académica o no.
En este post, te presentamos 10 consejos para enterrar cualquier temor.
¿Tienes que entregar el TFG este año y todavía no tienes tema? ¿No sabes qué partes debe tener el trabajo? ¡Pues empieza a leer para salir de dudas! Y recuerda que nos puedes hacer llegar cualquier sugerencia con un comentario en este post.
10 consejos para que no se te atragante el TFG
- Haz una lista de posibles temas. ¿No sabes por dónde empezar? Elabora una lluvia de ideas con temas que te gustaría tratar y busca información, así tu selección del tema será mucho más fácil y te asegurarás de escoger un tema que te llame mucho la atención.
- Reúne TODA la información relevante al tema escogido. Esto te ayudará a volverte un experto en el tema y también te ayudará a clasificar mejor la información a lo largo del proceso de investigación.
- Búscate un tutor o co-tutor de confianza. En la medida que puedas, intenta que el profesor que te asesore sea especialista en el tema que tratas.
- Infórmate sobre la estructura de los trabajos de investigación. Aunque los trabajos pueden tener estructuras muy distintas según el ámbito de estudio (por ejemplo, llevar anexos o no), hay algunas partes que deben estar presentes en todas las investigaciones. Es el caso de la introducción, las conclusiones o las hipótesis.
- Consulta trabajos de los cursos anteriores. Saber qué hicieron tus compañeros tiempo atrás puede que te ayude a situarte. Los trabajos actúan como guía o inspiración: en ningún caso pueden ser fuente de plagio.
- Elabora un índice provisional. El índice te ayudará a saber qué quieres decir y cómo. Siempre puedes modificarlo en el transcurso de la investigación.
- Haz una lista de con la bibliografía que vas a consultar. La biblografía es un elemento clave para fundamentar tus afirmaciones. Enumera los libros y artículos que conoces sobre el tema antes de empezar.
- Establece unos períodos para llevarlo a cabo. Tú tienes que controlar el calendario, en ningún caso el calendario puede controlarte a ti. Haz una previsión sobre el tiempo que vas a tardar en realizar cada actividad. Márcate objetivos cada semana. Para que los objetivos sean realistas y no te agobien, intenta establecer pequeñas metas semanales.
- Revisa la ortografía. Una mala ortografía puede desvirtuar el esfuerzo de muchos meses, seas de letras o de ciencias. Préstale atención.
- Cuida los aspectos formales. Además de la ortografía, hay otros aspectos importantes: márgenes, tipo de letra, portada, hojas de cortesía, etc.
¡Esperamos que estos tips te ayuden a sacarle el mayor provecho a tu trabajo final!
